31 de agosto de 2011

Capítulo 20


No puedo más, no puedo más –me repetía a mí misma sentada en aquel banco de plaza – no puedo seguir así, este mes he llorado más que en toda mi vida – sentí una mano que apartaba el cabello de mi cara y lentamente sacaba mis manos de mi rostro. Sus ojos azules se posaron en mí, expectantes. Yo solo tragué saliva –
Voy a cortar con ella, no la soporto – Danny movió la cabeza en un gesto de desapruebo. Se encontraba en cuclillas frente a mí – Lamento lo que hizo – se levantó –
¿Y qué esperas ahora Daniel? ¿Qué me pare frente a ti y te bese y se largue a llover, como en una novela de TV? Esto es la vida real – me había parado también, para quedar frente a él. –
No, no estoy esperando eso, simplemente estoy esperando que… - posó sus manos en mi cintura y me atrajo hacia él – te dejes llevar por lo que realmente quieres –
Tú no eres lo que realmente quiero, al menos no ahora – frunció el ceño, no esperaba esa respuesta. Sus brazos me soltaron un poco, pero no del todo – Yo di todo por ti, cambié todo por una chance. –
¿Una chance? – preguntó –
Una chance de que cambiaras, pero como podemos ver, no has cambiado nada Jones. Sigues siendo el mismo cobarde y presumido que con un simple rose me vuelve loca – me alejé de Danny y comencé a caminar hacia mi casa –
¡Camila! – me gritó –No me podes dejar así. ¡Camila! – continué caminando –
Caminé unas cuadras y miré para atrás, no había rastros de Danny. Di dos pasos y me choqué con alguien.  Ambos pronunciamos el nombre del otro cuando nos vimos.
Dejame explicarte, por favor. – le dije, Harry solo miraba con una ceja levantada –
No hay mucho que explicar ¿verdad? Simplemente salías con él. Simplemente me mentiste cuando me dijiste que eran ‘’viejos amigos’’. Simplemente lo seguís queriendo ¿O me equivoco? – Jamás lo había escuchado hablarme en ese tono, nunca. Me miraba fríamente a los ojos, esperando una respuesta lógica, pero de mi boca no salían nada más que sonidos que demostraban que quería hablar pero, en verdad, no podía. –
Eso… no. Lo último, eso que dijiste, no.  - ¿No? ¿Estas segura de que no? – No puedo ni verlo. Juro que jamás se me hubiera ocurrido que iba a aparecer otra vez en mi vida. Es… rarísimo –
Tenemos que hablar en un lugar más tranquilo. – me dijo y comenzó caminar –
Lo único que te pido es que no me odies, que me entiendas – se formó un nudo en mi garganta que me prohibió continuar hablando –
¿Sabes que es lo peor? – negué con la cabeza – que ni siquiera puedo enojarme con vos.

16 de agosto de 2011

Capítulo 19

Unas manos tomaron mi cuerpo y comenzaron a sacudirlo, también a pellizcarlo.
¡Arriba dormilona! – gritó Liz, que intentaba despertarme –
¡Qué amable forma de despertarme Liz! Eres toda una dulzura – le dije irónicamente –
Oh, gracias. Me alagas. – Dijo Elizabeth sonriendo – Ah, sí, hay alguien esperando por ti en la cocina. – Y se fue antes de que pudiera preguntarle quién –
A un paso lento, casi como si estuviera muerta, caminé hasta la cocina. Me senté y dejé caer mi cabeza en la mesa, vaya si estaba cansada – ¿Quién estaba esperando por mí, Liz? Dile que se vaya, tengo sueño –
Oh, entonces si quieres me voy – escuché un a voz masculina detrás de mí. Inmediatamente me di vuelta y al verlo ahí parado sonreí –
Judd– sonreí – ¡Qué grata sorpresa! –
Sí bueno, yo también estoy sorprendido por tu remera de los Power Rangers – Observé que remera llevaba puesta y sí, definitivamente estaba usando mi remera de los Power Rangers. –
¡Bueno! Es solo mi pijama – me excusé. A los dos segundos pude sentir el rubor subiendo por mis mejillas –
No interesa, te queda linda. – Se acercó a saludarme, cosa que no había hecho. Se acercó a mi boca, miró a Liz que nos estaba observando atenta y me dio el beso en la mejilla –
¿Y bien, que haces aquí? – dije comiendo una tostada. – En serio no me esperaba verte en mi cocina –
Simplemente quiero que salgamos, es eso. Te extraño.  – dibujó una sonrisa de lado. Mi corazón comenzó acelerarse. –
Oh – pasé mi mano por mi nuca, avergonzada – Eres adorable.  Yo también te extrañé. –
Terminé de comer mi tostada y me dirigí al baño. Le dije a Harry que me esperara así saldríamos.
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Abre la boca – me dijo, y tiró un pochoclo en mi cavidad bucal –
Ahora yo – le sonreí, y el abrió su boca lo más grande posible –
Estábamos sentados bajo un árbol, que nos propinaba sombra, y continuábamos dándonos de comer palomitas de maíz cuando el celular de Harry vibró en su pantalón.
Es Danny – me dijo, y yo emití un sonido de asco – atenderé – sacó el celular y la voz de Danny se escuchó del otro lado - ¿Sí? Tienes que venir ¿piensas estar con Camila todo el día? ¿Cómo sabes que estoy con Camila? No sé, lo supuse. De todos modos si estoy con ella – Harry dejó escapar una sonrisita de idiota, del otro lado solo hubo silencio – Excelente, de todos modos tienes que venir, ¿no recuerdas que tocamos hoy? Oh, lo había olvidado. Voy en camino, dile a los chicos.
Emprendimos un viaje silencioso, supongo que Danny había quitado mis ganas de hablar. Me preguntaba si Daniel siempre iba a interferir con mi vida. Por momentos, cuando lo recordaba, se me ponía la piel de gallina y sentía que lo extrañaba, pero siempre tiene que abrir la boca y arruinarlo.
Hola, sí. Mundo llamando a Camila, estamos aquí – Harry chasqueó los dedos frente a mí –
Lo siento – respondí – estaba… pensando.
Estuvimos algunas horas allí, ellos ensayando, o hablando de otras cosas, y yo mirando a un punto fijo en la pared. Compartí una breve charla con Giovanna, la prometida de Tom, y luego otra vez la mirada fija en un inexistente punto que capturaba toda mi atención, como si en él pudiera hallar una solución a mis problemas, mejor dicho, a mi problema, que tenía nombre y apellido.
Luego de media hora, los chicos nos avisaron que por fin saldrían a escena. Harry me dijo que Liz estaba afuera, él la había llamado.
Ella me dijo que quería verlos – le comenté –
Sí, por eso le avisé, además parecías bastante aburrida hoy – torció su boca –
No, para nada – mentí. Dougie apareció y le hizo una seña a Harry para que vaya. –
Ven, vamos –
Me llevó al costado del escenario, desde donde podía verlo todo. Giovanna hablaba ahora animadamente con una rubia que se me hacía familiar.
Suerte – le dije a Harry, y le di un beso en la boca. Nos separamos con un pequeño ruidito, él soltó una pequeña carcajada. Danny pasó al lado nuestro y le hizo un movimiento con la cabeza como para que fuera –
Una canción llamada All About You comenzó a sonar. Gio y yo aplaudíamos. Me contó que la canción era para ella y cuando iba a responderle alguien me dijo:
Tú – la rubia que me sonaba familiar abrió la boca – ¿Qué haces aquí?
¿Perdón, tú eres? – me di vuelta. Mis cejas se levantaron y mi corazón comenzó a latir rápidamente – Georgia.
¿Qué haces aquí? ¿Has venido a robarme a Danny? ¿Has venido por venganza acaso? – preguntó –
¿Venganza? ¿Acaso piensas que estas en una novela mexicana? Danny no me interesa, tú no me interesas.  No me interesas – remarqué eso último –
¿Entonces qué haces mandándole mensajes a MI NOVIO? – respondió mostrándome su teléfono, en realidad arrojándomelo –
Pregúntale a él por qué pide mi celular a otras personas.  – sonreí con aires de grandeza y ella entrecerró los ojos –
Suficiente – me dijo y tomó un mechón de cabello y lo tiró. –
No sé cómo, realmente, solo sé que ambas terminamos en el suelo tirándonos de los pelos. En realidad, ella me tiraba de los pelos, yo intentaba golpearla.
Los chicos dejaron de tocar al darse cuenta de lo que ocurría, y vinieron a separarnos.
¿QUÉ DEMONIOS ESTÁ PASANDO AQUÍ? – gritó Harry. Su mirada se dirigió hacia mí, pero mis ojos solo la miraban a ella –
¡ERAS MI AMIGA! – le grité – PENSÉ QUE NO ERAS CAPAZ DE HACER LO QUE HICISTE, PERO SIN EMBARGO MIRATE AHORA, PRETENDIENDO SER LA SRTA. JONES. TE ADVIERTO, GEORGIA, QUE LUEGO DE UN TIEMPO SE VA A CANSAR DE TI, TANTO COMO DE MÍ – Georgia se revolvía en los brazos de Danny que la sostenía para que no se abalance sobre mí. Las lágrimas comenzaron a caer de mis ojos – Y tú Jones, siempre cambiando. Al parecer, no cambias más – me largué a correr. Harry miró a todos, frunció el ceño y salió a seguirme. –

2 de agosto de 2011

Capítulo 18

Y así, debido a mi soledad, puse música a todo volumen y comencé a ordenar mi cuarto con el ritmo.  El timbre sonó unas cuantas veces. La primera pensé que había sido la música, la segunda vez no quise abrir, pero cuanto tocaron por una tercera vez, bajé la escalera y con las llaves abrí.
¡Vete! – exclamé y cerré inmediatamente –
Vengo a dejarte algo nada más, pero quizás pase por debajo de la puerta.  – Danny metió un papel y antes de que terminara de pasar por completo lo tomé y corrí escaleras arriba. –
Abrí el sobre con lentitud y saqué el papel. Sentía como las lágrimas comenzaban a caer.
“He dejado todo por estar contigo, he rechazado ese viaje a Estados Unidos, he dejado todo, y sin embargo esta es la manera en la que me pagas. ¿Piensas que no he estado noches llorando por el viaje? ¿Qué no me ha importado tanto? Bueno, estas equivocado. Pero tú eres así, das amor y luego lo sacas. No pensé que me lo pedirías a mí también, pensé que me lo darías para siempre, mira que ilusa fui.
No me llames, no te tomes tu tiempo esperando que conteste porque no voy a hacerlo. No quiero saber nada de ti, de tu banda, de tu familia, nada que tenga que tenga que ver contigo va a tener que ver conmigo nunca más.
Voy a irme antes de que termines de arruinar mi vida. Espero que esa rubia tenga todas las cualidades que no encontraste en mí, y espero profundamente que puedas con esto y que seas más fuerte de que lo yo he sido.
Sé que es cobarde irme sin decir adiós, pero creo que tu persona no merece oír mi voz nunca más. No quería hacerlo, pero se ve que es lo que tengo que hacer.
Volví a casa llorando al ver esa escena. ¿Piensas que lo merecía? ¿Acaso te he hecho mal alguna vez? ¡No! ¿Entonces por qué la besaste? ¿Por qué? Probablemente hayas hecho más que besarla.
No es justo que tenga que irme ahora, cuando pensé que mi vida estaba formada. Pensé, imaginé, que iba a estar contigo para siempre, pero se ve que no, se ve que solo eran las ideas de una soñadora que ahora no tiene más que mierda en su estúpida vida. Ojalá pese en tu conciencia el agujero que acabas de formar en mi corazón.  ¿Consciencia? Já, no. Tú no tienes de eso, tontuelo.
Adiós, Jones. Esto ya no va más.”
El viaje – susurré – Dios mío… – continuaba hablando sola – No puedo creer que la haya guardado. Dios… era solo una niña. ¡Era solo una maldita niña y elegí a Jones en vez de cumplir mi puto sueño! – pateé almohadones, muebles, desarmé toda mi cama. Necesitaba descargarme. Mi teléfono sonó.
Mensaje nuevo -> Abrir  Creo que es necesario que hablemos de eso ¿no crees? Y por favor no me quites esta chance de preguntarte todo lo que quise que me aclares durante cuatro años.
¿De dónde sacaste mí celular? Enviar respuesta.
Mensaje nuevo -> Abrir Harry me lo dio.
Bueno, no vuelvas a preguntarle sobre mí a Harry nunca más. Enviar respuesta.
Lancé un suspiro al aire. Ya no tenía más ganas de hacer nada.

Capítulo 17

Promesa – me dijo y me ofreció su dedo meñique como para sellar el pacto –
En fin, cambiando de tema. Su banda suena bien en serio – le dije – me encantaría ir a verlos otra vez – le comenté honesta –
Bueno… supongo que estas cordialmente invitada a nuestra próxima función – me sonrió. –
Nuestras manos estaban agarradas, el me hacía caricias con el pulgar. Mi cabeza estaba en su pecho otra vez. Era como estar en una especie de cielo.
¿Cami, no sabes en donde está…? – la voz de Liz se fue apagando – Perdón, no quise interrumpir – se excusó con sorpresa en la cara –
¿No me viste entrar? – pregunté riendo –
¿Honestamente? No. – rió ella también – En fin, me voy, los dejo. –
Igual, Harry tiene que irse también – Harry me miró – ¿El ensayo? – pregunté yo y Harry abrió los ojos –
¡Dios, el ensayo! Bueno, me voy antes de que me maten. – me paré y lo acompañé hasta la puerta. Lo miré, iba a darle un beso en la mejilla pero me retracté en el camino y se lo di en los labios. Él sonrió y se fue camino a la casa de… Danny.
Subí las escaleras y Liz se me acercó.
Tengo que contarte algo – le dije y ella asintió – El otro día, que fui a verlos tocar… me encontré con… Danny. –
¿Danny? ¿Danny Jones? – preguntó ella levantando una ceja –
¡Y sí! – respondí yo – No sé qué voy a hacer ahora. Hoy discutimos. Tengo miedo de que Harry se entere y se le ocurra alejarse de mi… o también alejarse de Danny –
Y bueno, que se aleje de Danny – me dijo la rubia. Ella se movía para todos lados buscando algo - ¿No te convendría? –
Y pero… no. Ellos son amigos hace mucho se ve, solo que yo jamás los conocí. ¿Te imaginas si los hubiera conocido? Hubiera dejado a Danny antes de que se le fuera todo de las manos. – comencé a idealizar en mi cabeza los problemas que me hubiera traído conocer a Harry antes. –
¡Acá esta! – gritó Liz. Sacó de entre los almohadones del sillón un aro que hacía juego con el que tenía puesto – En fin, ahora, después de la ardua búsqueda, me voy. –
¿Te vas? – pregunté - ¿A dónde? ¡Liz, no me dejes sola, es domingo a la tarde!
Ya sé, ya sé, pero voy a ir a ver a mi mamá, hace como dos semanas que no la veo, Cami. Estoy segura de que vas a encontrar algo para hacer. – intentaba convencerme – Invitalo – levantó las cejas en un movimiento insinuante. Yo comencé a reír - ¿Qué, de que te reís? Lo digo porque así están solos – volvió a mover las cejas –
¡Elizabeth, no hace ni medio año que lo conozco! – le dije entre risas –
Sí, pero ganas no te faltan de quedarte sola con él – rió y antes de que yo pudiera decir algo díjo – no bueno, bueno, eso fue broma. Me tengo que ir Cam, no les abras la puerta a los desconocidos – me dijo de forma maternal. Tomó las llaves y salió –
Y así, debido a mi soledad, puse música a todo volumen y comencé a ordenar mi cuarto con el ritmo.