11 de enero de 2012

Epílogo.


3 años  después: 

<<No sabía si eran las cosas que no habían salido bien, no sabía si era el hecho de vivir sola, no sabía si era que lo extrañaba, lo único que sabía era que moría por volver a casa. Con Liz, con Gio, con él.
Nunca en su vida había estado tan ansiosa esperando algo, pero hoy, hoy  estaba que se volvía loca.

Sus pies comenzaron a golpear el suelo siguiendo el ritmo de la canción que estaba en su Ipod cuando anunciaron que ya podía subir al avión. Tomó sus cosas y rápidamente emprendió su camino. Por suerte estaba en Irlanda y solo tardaba algunas horas.

La gente la atropellaba con sus bolsos y cosas, y ella no estaba segura si la razón era que estaba caminando muy lento o los demás muy rápido. Estaba algo mareada, quizás muerta de miedo era la frase justa. Elizabeth le había dicho que él no la había olvidado pero, já, los hombres pueden decir y aparentar cosas que no son ciertas.  Tomó un taxi hacia su casa, o su antigua casa, en realidad, y esperó a llegar. Habían accedido a transferirla a donde Liz trabajaba y lo único que tendría que hacer era conseguir un lugar a donde vivir, ya que Liz se había mudado con su novio, pero en realidad a ella no le molestaría vivir en una carpa, o mismo en la calle, si podía recuperar a quien ella reconoce como ‘el amor de su vida’.

El taxista estacionó frente al hogar ahora pintado de un amarillo claro, ella le pagó y el hombre, que había notado que estaba nerviosa por algo, le susurró un amable “Suerte”. Tocó timbre con ansiedad y las lágrimas brotaron de sus ojos cuando Elizabeth, Liz, le abrió la puerta dejando ver su gran panza de embarazada.

- ¡Elizabeth, Dios mio! ¿¡Cuando ibas a decirme esto!? – preguntó ella entre enojada y feliz, extremadamente feliz –
- Lo siento, es un detallito ¿no? – ambas rieron divertidas. Liz la invitó a pasar al comedor, que estaba infestado de gente.  Saludó a Mike, el novio – y futuro marido – de Liz y se detuvo en seco cuando los vio. Tom y Giovanna la miraban expectantes, apreciando los cambios que los años habían provocado en Camila.  Y luego, vino el abrazo. Y tras el abrazo, las lágrimas de parte de ambas mujeres – y algunas de Tom, no vamos a mentir –

- ¡Te extrañamos tanto! – le dijo Gio – Han pasado tantas cosas desde que te fuiste – agregó secando sus lágrimas –
- Mira, mira – Tom le tendió un CD con una foto de ellos en la portada – Es nuestro, está a la venta y vamos primeros en las listas ¿PUEDES CREERLO? – Ambos comenzaron a saltar desenfrenados mientras todos en la sala se reían –
- ¿Me olvidaste? – preguntó una voz inconfundible –
- ¡Dougieeeeeeeeeee! – gritó Camila, mientras lo abrazaba –
- Ella es mi novia, Lara – la presentó Dougie con mucho orgullo – Salimos desde hace un año –
- Un placer – dijeron ambas al unísono y comenzaron a reír –

Todos estaban tan radiantes y felices, Camila no podía creerlo. Su mejor amiga estaba embarazada, Tom y Gio estaban comprometidos y la banda ahora era un éxito sonando en todas las radios. Soltó un sonoro suspiro.

- ¿En qué piensas? – preguntó Liz –
- En todo lo que me he perdido por ser tan cobarde – respondió sincera y se retiró unos segundos a la cocina para beber algo de agua. Mientras se servía, escuchó una carcajada, una muy familiar –

- Danny – dijo al salir y encontrase con los ojos celestes del pecoso mirándola fijamente –
- Camila yo... – Camila pudo observar a Georgia parada allí, con una media sonrisa en la cara y con un pequeño niño rubio en brazos, que tendría aproximadamente 1 año –
- Volvieron -  dijo sonriente Cam, y Danny asintió –
- Él es Nicholas – señaló al pequeño. Rubio, pecoso y con unos hermosos ojos celestes que podrían iluminar una habitación entera –
- Estoy muy feliz por ti Danny – respondió honesta, y le propinó un corto abrazo –
- No quise arruinarlo todo – dijo él, pero ella lo calló –
- Ya está olvidado… y tu Georgia ¿Cuándo te das una pasada por casa? – Geor dejó al pequeño en el piso, que caminó directamente hacia Danny y se acercó a abrazarla con fuerza –
- Lo siento tanto – susurró en su oído –
- Todo está bien – respondió ella aceptando el abrazo –

Luego de un par de lágrimas y abrazos más, partió en búsqueda de lo más preciado que tenía, Harry.

Caminó las 7 cuadras con lentitud, repasando una y otra vez lo que diría. ¿Qué pasaba si no la quería ver de vuelta? ¿Qué si no quería volver con ella? La duda la estaba carcomiendo mientras mordía sus uñas arruinando su esmalte rojo brillante.  Tomó el ascensor del edificio y se arregló su cabello en el reflejo, que ahora estaba mucho más largo. Se retocó un poco el rimmel y llegó al primero piso.

Suspiró al pasar por la puerta de su departamento y cuando llegó al número 4, se arrepintió totalmente de haber vuelto. Caminó con rapidez fuera del lugar mientras el repiqueteo de sus tacos producía un eco chistoso, pero cuando estaba por volver a tomar el ascensor, frenó en seco.
No iba a volver a perderlo. No sin intentarlo. 

Retrocedió todo el camino hacia el departamento y tomando una gran, gran bocanada de aire,  dio cinco sutiles golpes y así, lentamente, la puerta del número 4 se abrió dejándole ver unos brazos que se enredaron en ella instantáneamente, haciendo obvio que jamás la habían olvidado y haciendo obvio también que la habían extrañado demasiado como para soltarla. Una sonrisa se plantó en su rostro, los labios de su novio sabían exactamente igual que hace tres años.>>

Capítulo 30, final.


El frío de la mañana calaba mis huesos, tosía como una desgraciada y el abrigo no parecía ser lo suficientemente cálido. Tom y Dougie me habían gritado cuando se enteraron que planeaba irme, ambos totalmente en contra. Giovanna se había puesto a llorar. Me sentía aún peor. A eso, agréguenle esta horrible gripe que tenía. Tomé las valijas y Liz me llevó hacia el aeropuerto, largando varios suspiros mientras viajábamos. Estábamos silenciosas ambas, como nunca.
- Vamos, ni que hubiera muerto alguien – dije rompiendo el hielo, ella esbozó una sonrisa –
- Es difícil para mi, Cami, entiéndelo. Te irás, así como así ¿Ahora quien usará mi ropa, quien escuchará la música alta cuando quiera dormir siesta, quién me abrazará cuando esté mal, quien me contagiará la gripe, con quién tendré viernes de películas? ¿Quién dejará sus pantuflas por todos lados haciendo que me tropiece? Voy a extrañarte tanto – dijo dejando escapar varias lágrimas. Se estacionó y bajamos directo al aeropuerto. Pasó su brazo por el mio, y caminamos hacia mi destino  –
Una voz proveniente del altoparlante dijo que mi vuelo estaba retrasado, maldije varias veces hasta que me di cuenta de que Liz tenía una sonrisa en su cara. ¿Por qué sonreía?
Dejé caer mi cuerpo en una de las sillas que allí se encontraban y cerré los ojos, pero no soñé, si no que recordé.
Salí al pasillo del edificio, la puerta del depto. 4 estaba abierta. Lentamente me fui acercando. Estaba silencioso, al parecer el chico estaba solo, sus amigos ya se habían ido. Asomé mi cabeza.
Un chico de cabellos castaños estaba parado en la habitación, ojos azules y boca pequeña. Era flaco y musculoso. Tenía una remera negra y unos jeans. Unas vans iguales a las mías estaban en sus pies. - ¿es que me visto como hombre? – Pensé para mis adentros”

“Pensé en decirle – Hola, soy tu nueva vecina, ¿Qué tal el edificio, te agrada? Pero cuando dirigió su mirada me quedé muda. Aparté mí vista de él y esperé tortuosamente a que el ascensor llegara a planta baja”


“¿Y que hay con Bob? Me ha hablado mucho de ti, creo que está enamorado. –
 - ¿Qué? ¿Con Bob? ¡Por dios, nada! Siempre estuvo enamorado de mí, desde que me mudé, pero solo somos amigos, nada más. –
-  Oh bien, yo me cercioraré de que así siga –
- ¿Qué siga así?  –
-  Claro, me cercioraré de que solo sean amigos, ahora tú estás en mi mira”

 “¡HARRY, BAJAME YA! ¡AHORA, YA, DEJAME IR! – gritaba y pataleaba a todo ritmo, pero él seguía paseando con mi cuerpo a cuestas, como una bolsa de patatas –
- ¡Oh, no, jamás lo haré! – decía con voz de demente. – Esta es mi venganza vengativa – seguía riendo – ahora eres mi prisionera  y jamás te dejaré sa – antes de terminar su frase estábamos los dos en el piso, Harry había tropezado con una caja”

“¿Quién demonios te crees para apedrear… Harry? – Él estaba ahí. Sonriente, como si fuera normal lo que estaba ocurriendo. – ¿Qué pasa aquí? – pregunté.
-  No mucho. – respondió – Me pregunto qué hacías despierta a esta hora. –
-  Me pregunto lo mismo, y también pregunto qué hacías arrojando piedras a la casa. – contesté. –
-  Tengo mis razones. – me dijo, y levantó las cejas en un movimiento insinuante –
-  ¿Cuáles? – pregunté –
-  Le tengo una propuesta, señorita”

“¿Sabes qué otra cosa me gusta?  Tú. –
- ¿Yo que? – Antes de que pudiera decir otra palabra, sus labios se posaron en los mios –  ¿Por qué no lo dijiste antes? –
- No lo sé… creí que nunca lo haría. Aunque también creo que mi subconsciente me trajo aquí para poder decírtelo de la forma más linda que puedo”

“Así que este ha sido tu siguiente paso… pensé que Harry no era de tu estilo. –
-  No, Jones, tú no fuiste de mi estilo.
-  ¿Entonces fui una excepción a la regla? – preguntó con una ceja levantada –
-  Sí, no suelo salir con idiotas.  – respondí fríamente”

“Abre la boca – me dijo, y tiró un pochoclo en mi cavidad bucal –
Ahora yo – le sonreí, y el abrió su boca lo más grande posible –
Estábamos sentados bajo un árbol, que nos propinaba sombra, y continuábamos dándonos de comer palomitas de maíz cuando el celular de Harry vibró en su pantalón”

“¿QUÉ DEMONIOS ESTÁ PASANDO AQUÍ? – gritó Harry. Su mirada se dirigió hacia mí, pero mis ojos solo la miraban a ella –
¡ERAS MI AMIGA! – le grité – PENSÉ QUE NO ERAS CAPAZ DE HACER LO QUE HICISTE, PERO SIN EMBARGO MIRATE AHORA, PRETENDIENDO SER LA SRTA. JONES. TE ADVIERTO, GEORGIA, QUE LUEGO DE UN TIEMPO SE VA A CANSAR DE TI, TANTO COMO DE MÍ”

“ Mensaje nuevo -> Leer.  ¿Estas dormida? En caso de que te haya despertado estoy dispuesto a recibir insultos como respuesta. Harry.
Responder -> No, no estaba dormida. De todos modos no te hubiera insultado. ¿Qué haces despierto? Enviar.
Mensaje nuevo -> Leer. Me quedé viendo una película y ahora ya no puedo dormir. Tomé café, demasiada energía. Te tengo un juego.
Responder ->  ¿Un juego? Sí, quiero.  Enviar.
Mensaje nuevo -> Leer. Es una adivinanza. ¿Qué es cuadrado y tiene cortinas?
Responder -> ¿Una ventana acaso? Enviar.
Mensaje nuevo -> Leer. ¿Por qué no te asomas a ella, entonces?”

“Te quiero demasiado Harry – le dije en un susurro, mientras lo abrazaba –
Y yo te amo – me respondió el, a lo que yo respondí abrazándolo más fuerte “


Cami… Cami… escuché a alguien llamándome cuando desperté del pequeño transe en el que me encontraba.

- ¡Liz! – me desperté sobresaltada - ¿Qué ocurre? –
- Tu vuelo – dijo con una mueca de tristeza – Pensé que se retrasaría mas – dijo mirando su reloj, luego su celular, como si esperara el llamado de alguien –
- ¿Pasa algo? – pregunté, ella negó con la cabeza –
- Nada, nada de nada, nada – respondió nerviosa y luego me dio un gran abrazo – Suerte en Irlanda, Camila. Puedes contar conmigo para lo que quieras ¿Sí? Y si quieres volver, o… o… ¡Voy a extrañarte tanto! – volvió a abrazarme con una fuerza que nunca había visto en ella – Te quiero tanto, no me olvides – Y ambas estábamos llorando como bebés. Era una escena bastante graciosa de ver, porque a los 2 segundos ambas estábamos riendo por lo cursi del momento –
- No voy a olvidarte, Elizabeth – le di un golpe porque estaba diciendo tonterías –
- Bueno… allí está –señaló mi destino y yo, sosteniendo fuerte mis valijas, emprendí mi camino –

Estaba segura de que esto sería lo mejor para todos, para mi, para Harry, para Danny. Liz me había conseguido un trabajo como fotógrafa en la compañía así que no tendría que preocuparme por eso, afortunadamente.  

Tomé una fuerte bocanada de aire y me tragué las ganas de llorar. Un hombre me pidió mi pasaporte y mi boleto, le di ambos y miré para atrás. El corazón me dio un vuelco. Estaba ahí. Y no solo él, si no Giovanna, Tom, también Dougie.

- Ojalá te quedaras – leí en sus labios, que tanto me conocían. Negué con la cabeza mientras el muchacho me devolvía las cosas y yo me subía al vuelo que iba a cambiar mi vida para siempre –

8 de enero de 2012

Capítulo 29, penúltimo.


<< ¿Por qué no nos cuentas lo que pasa? – preguntó el rubio, que escuchó atentamente junto con su prometida toda la historia que Camila tenía para contar>>
Me desperté con un dolor de cabeza impresionante, abrí mis ojos y me tomó unos segundos asimilar que me encontraba en la casa de Tom y que había dormido en el sofá. Giovanna se me acercó con una taza de café y una aspirina.
- Supongo que la necesitas – me dijo como si me leyera la mente. La tomé y le agradecí con una sonrisa – ¿Estas mejor? – preguntó. Yo hice un gesto de ‘mas o menos’ – Todo estará bien, Cam, ya verás –
Luego de saludar a Tom y agradecerle a ambos por haberme dejado dormir allí y por haberme escuchado, me dirigí a mi casa. Toqué timbre y Liz abrió.
- ¿Dónde estabas? – me preguntó mientras me hizo pasar - ¿qué pasó con tus llaves?... ¿Y por qué tu maquillaje se ve tan mal? – bombardeó  preguntas una vez subimos la escalera –
- Estaba en la casa de Giovanna y Tom, amigos de Harry, olvidé las llaves en casa de Judd y estuve llorando toda la noche – respondí tirándome sobre el sofá –
- Eso explica el maquillaje – Elizabeth hizo un gesto de desaprobación con la cabeza –
- Liz, lo que menos me importa ahora es mi maquillaje – respondí de malhumor. Ella me miró extrañada –
- ¿Pero que está pasando? – le conté con lujo de detalles mientras lloraba y comía helado de un pote que ella me había dado. La expresión facial de mi amiga dejaba en claro que estaba apunto de darme una golpiza –
- No puedo creer esto – dijo y prosiguió – ¿Qué vas a hacer ahora, Camila? ¿Vas a dejarlo todo así o…? – su pregunta quedó resonando en mi cabeza mientras me duchaba, no le había respondido y Liz se había tenido que ir urgentemente a solucionar unos problemas en el trabajo.  Y entonces la idea se cruzó por mi cabeza. Quizás esa sea la única solución –
Esperé ansiosa a que Liz llegara mientras ordenaba todo y cocinaba algo para ambas. El estudio fotográfico en el que Elizabeth trabajaba tenía varias sucursales en todo Reino Unido, era un lugar bastante prestigioso y ella tenía un puesto bastante alto.  
Luego de unas horas, cuando llegó a casa, la abordé.
- Liz… tenemos que hablar – dije rápida y decididamente –
- ¿Quieres terminar conmigo? – dijo ella riendo, yo me carcajeé y luego recobré la compostura –
- Es serio, Liz – ella dejó su bolso y se sentó junto a mi en la mesa. Dio un bocado a la comida que yo había preparado y levantó un pulgar con aprobación. Yo, por mi parte, tenía el estómago cerrado. No sabía como iba a reaccionar mi amiga de toda la vida frente a esta idea algo descabellada –
- ¿Crees que esa es la mejor solución? – dijo luego de haber escuchado todo mi plan - ¿Sabes? No estoy de acuerdo, pero si crees que es lo mejor yo… Cami, sabes que te quiero y por eso voy a aceptarlo, deseo lo mejor para ti, no quiero que nada malo te ocurra y… está bien, estoy en esto contigo – la abracé como nunca antes lo había hecho, ella fingió toser –
- Me ahogas con tanto amor, Cam – reí con ganas, una verdadera risa – ¿Tengo que aceptar tus ideas locas para que me quieras? – volvimos a reír y cada una se fue a su cuarto, ella para ordenar sus papeles y yo… para empacar –

Capítulo 28, antepenúltimo.

- Entonces vamos, léelo – dijo haciendo un gesto con la cabeza, que me invitaba a averiguar lo que decía ese mensaje – Vamos, no te quedes así, dime que dice – desafió levantando ambas cejas, en forma de curiosidad – Quiero escucharlo salir de  tu boca – ¿Escuchar que? Me pregunté instantáneamente –
- No pienso leerte el mensaje – dije con seguridad, el frunció el seño –
- ¿Acaso tiene algo que no puedo leer? – guardé silencio. En realidad no lo había leído, pero era probable que dijera algo que él no debía leer. Mientras los pensamientos se acumulaban en mi cabeza, Harry me quitó el celular de las manos y leyó el mensaje en voz alta – “¿Cuándo piensas decirle a Harry que estuvimos juntos en el baño? Sabes, no me molestaría repetirlo, preciosa” – tragó saliva, me miró, soltó un bufido y luego, tomó asiento en la cama con resignación – Lo sabía – comenzó a hablar con la voz quebrada – Lo supuse. Era obvio que lo seguías viendo y era obvio que te seguía gustando ¿Cómo pude ser tan iluso? ¿Cómo es posible? – el tono de su voz se hizo más alto – ¿CÓMO ES POSIBLE QUE ME HAYA CREIDO TU ACTUACIÓN DE ‘LO HE OLVIDADO, LO JURO’? ¿TAN TARADO SOY O ESTABA CIEGO PORQUE TE QUERÍA?  ¿CÓMO DEMONIOS CAÍ? Camila… – me dijo más tranquilo, pero no menos enojado – ¿Qué fue lo que pasó ahí? –
- Nada… solo… besos, nada más – evité llorar mientras me escondía con mi cabello, que caía sobre mi cara. Era un asco, un asco de persona. No pensaba antes de actuar y ahora había perdido al único hombre en el que había podido confiar después de Daniel. Harry me miró con una postura firme –
- Quiero que te vayas de mi casa – silenciosamente y sin decir nada me vestí, tomé mi celular, mi cartera y cerré la puerta despacio tras de mí –
 No podía culparlo por pedirme que me aleje de él y tampoco podía culparlo si nunca más quería hablar conmigo. Hacía frio, era de noche y yo estaba con un vestido rojo que no me llegaba ni a las rodillas. Comencé a observar a mi alrededor, recordando como volver a casa. Me quité los zapatos y caminé descalza por la vereda.
 <<¿Con qué cara le contaría todo a Liz, cuando ella le había hecho prometer que no volvería a tocar a Danny ni para saludarlo? ¿Con qué cara se enfrentaría a Harry, si es que él aceptaba escuchar sus explicaciones? Quizás el destino estaba empeñado en jugarle bromas, o ella estaba predestinada a estar sola, sin nadie. Lo merecía, no podía negarlo. Merecía que la lluvia la mojara ahora, merecía haberse clavado una piedra mientras caminaba y haberse roto un taco de su zapato cuando intentó volver a ponérselos. Era justo >>
Llegué a casa y cuando me di cuenta, había olvidado mis llaves. Maldije por lo bajo y continué caminando. ¿Hacia donde? No lo sé. Dejé que mis pies me guiaran.
<<Llegó a un sitio que le sonaba familiar, y su mirada se dirigió rápidamente a una puerta en particular. Se acercó y tocó sin estar del todo segura de que conocía a la persona que estaba adentro. Un recuerdo se cruzó por su cabeza. Ella había estado ahí con Harry, en uno de los tantos ensayos a los que lo había acompañado. Esa era la casa de Tom, o eso creía.
La puerta se abrió y una cabellera marrón salió, refregando sus ojos.
- ¿Camila? – preguntó la voz de su casi amiga Giovanna, ella se abalanzó a sus brazos, llorando desconsoladamente –
- Lo he arruinado, Gio. Lo he arruinado todo. Quiero morir, quiero morir – repetía mientras un llanto descontrolado brotaba de sus ojos, y de su corazón –
- Clama, tranquila, intenta respirar con tranquilidad – le dijo Gio luego de cerrar la puerta y sentarla en el sillón. Tom se había despertado al ver que Gio no llegaba y ahora estaba allí con ella también –
- ¿Por qué no nos cuentas lo que pasa? – preguntó el rubio, que escuchó atentamente, junto con su prometida, toda la historia que Camila tenía para contar>>

Capítulo 27

- Gracias… – balbuceé cuando llegamos, él solo sonrió como respuesta –
Luego de un rato, Harry y yo decidimos retirarnos. Ninguno tenía sueño, entonces para no molestar a Liz, que probablemente estaba durmiendo, nos dirigimos a su apartamento.
- ¿Sabes? – dijo dejando su abrigo en el sillón principal – Estoy feliz de que hayas ido – Yo tragué saliva y planté una falsa sonrisa en mi rostro. Harry estaba feliz de que haya ido, pero él no sabía lo que había pasado. Un nudo se instaló en mi garganta. Culpa, mucha culpa que yo intentaba esquivar olímpicamente – Gracias – me susurró bajito en el oído –
- No es algo que tengas que agradecer – comenté –  ¿Estamos juntos, o no? –
- Claro – contestó el acunando mi rostro con sus manos y dejándome un hermoso beso –
- Entonces vas a tenerme siempre contigo – lo abracé fuertemente, asegurándome a mi misma que era a él a quien quería entre mis brazos, no a algún otro pecoso que ya había tenido su oportunidad antes y la había arruinado de esa forma –
Sus manos comenzaron a jugar con el cierre de mi vestido, y sin deshacer el beso en el que estábamos fundidos, caminamos hasta su cuarto. Cerró la puerta con el pie y continuó.
- Ha - Harry– balbuceé y tiré mi cabeza hacia atrás dándole un acceso fácil a mi cuello. Sus labios estaban dejando un camino de besos hasta mi clavícula. Cerré los ojos cuando comenzó a recostarme sobre la cama y su boca se dirigió nuevamente hasta la mía –
- Creo que encontré tu punto débil – jadeó mientras volvía a mi cuello. Me estaba volviendo loca –
- Judd,  no… – mi boca y mi cerebro no coordinaban para hacerme hablar, mi corazón latía a mil por hora. Estaba en el cielo –
- Shh – me calló sutilmente – disfruta, no hables –
Bajó el cierre de mi vestido con habilidad mientras yo luchaba con la hebilla de su cinturón. Para ahorrarme el tiempo, se lo sacó él revoleándolo en algún lugar del cuarto, sin importancia. Desabroché su pantalón y se lo saqué. Giramos y yo quedé arriba, lentamente desabotonando su camisa y acariciando su cuerpo con lujuria. Repartí unos cuantos besos por su pecho, dejando algunas marcas. Harry, desesperado, tomó el control de nuevo colocándose sobre mí. Se deshizo de mi ropa interior en un segundo y… take my hand tonight, we can run so far, we can change the world to anything we want”  mi celular sonó.  Harry se alejó de mí haciendo un sonido molesto con la boca.
- No entiendo – me dijo ya parado a mi lado, colocándose la camisa – hemos estado a punto ya tres veces, y las tres veces sonó tu celular. ¡No comprendo! – dijo con malhumor. Caminó hacia el aparato hecho una furia y lo observó – ¿Disculpa? – balbuceó – ¿Acaso las tres veces ha sido él? – tomé el celular asustada temiendo que la pantalla mostrara lo peor  “Mensaje nuevo de Danny” –
- Mierda – dejé escapar y centré mi mirada en Harry,  que me observaba con ¿Decepción? ¿Enojo? No lo sé, una combinación de ambas – No ha sido siempre él, no sé por qué me ha enviado un mensaje – aclaré. Mi novio solo se limitaba a comerse con la vista el teléfono –
- Entonces vamos, léelo – dijo haciendo un gesto con la cabeza, que me invitaba a averiguar lo que decía ese mensaje – Vamos, no te quedes así, dime que dice – desafió levantando ambas cejas, en forma de curiosidad – Quiero escucharlo salir de  tu boca – ¿Escuchar que? Me pregunté instantáneamente –