3 años después:
<<No sabía si eran las cosas que no habían salido bien, no sabía si era el hecho de vivir sola, no sabía si era que lo extrañaba, lo único que sabía era que moría por volver a casa. Con Liz, con Gio, con él.
Nunca en su vida había estado tan ansiosa esperando algo, pero hoy, hoy estaba que se volvía loca.
Sus pies comenzaron a golpear el suelo siguiendo el ritmo de la canción que estaba en su Ipod cuando anunciaron que ya podía subir al avión. Tomó sus cosas y rápidamente emprendió su camino. Por suerte estaba en Irlanda y solo tardaba algunas horas.
La gente la atropellaba con sus bolsos y cosas, y ella no estaba segura si la razón era que estaba caminando muy lento o los demás muy rápido. Estaba algo mareada, quizás muerta de miedo era la frase justa. Elizabeth le había dicho que él no la había olvidado pero, já, los hombres pueden decir y aparentar cosas que no son ciertas. Tomó un taxi hacia su casa, o su antigua casa, en realidad, y esperó a llegar. Habían accedido a transferirla a donde Liz trabajaba y lo único que tendría que hacer era conseguir un lugar a donde vivir, ya que Liz se había mudado con su novio, pero en realidad a ella no le molestaría vivir en una carpa, o mismo en la calle, si podía recuperar a quien ella reconoce como ‘el amor de su vida’.
El taxista estacionó frente al hogar ahora pintado de un amarillo claro, ella le pagó y el hombre, que había notado que estaba nerviosa por algo, le susurró un amable “Suerte”. Tocó timbre con ansiedad y las lágrimas brotaron de sus ojos cuando Elizabeth, Liz, le abrió la puerta dejando ver su gran panza de embarazada.
- ¡Elizabeth, Dios mio! ¿¡Cuando ibas a decirme esto!? – preguntó ella entre enojada y feliz, extremadamente feliz –
- Lo siento, es un detallito ¿no? – ambas rieron divertidas. Liz la invitó a pasar al comedor, que estaba infestado de gente. Saludó a Mike, el novio – y futuro marido – de Liz y se detuvo en seco cuando los vio. Tom y Giovanna la miraban expectantes, apreciando los cambios que los años habían provocado en Camila. Y luego, vino el abrazo. Y tras el abrazo, las lágrimas de parte de ambas mujeres – y algunas de Tom, no vamos a mentir –
- ¡Te extrañamos tanto! – le dijo Gio – Han pasado tantas cosas desde que te fuiste – agregó secando sus lágrimas –
- Mira, mira – Tom le tendió un CD con una foto de ellos en la portada – Es nuestro, está a la venta y vamos primeros en las listas ¿PUEDES CREERLO? – Ambos comenzaron a saltar desenfrenados mientras todos en la sala se reían –
- ¿Me olvidaste? – preguntó una voz inconfundible –
- ¡Dougieeeeeeeeeee! – gritó Camila, mientras lo abrazaba –
- Ella es mi novia, Lara – la presentó Dougie con mucho orgullo – Salimos desde hace un año –
- Un placer – dijeron ambas al unísono y comenzaron a reír –
Todos estaban tan radiantes y felices, Camila no podía creerlo. Su mejor amiga estaba embarazada, Tom y Gio estaban comprometidos y la banda ahora era un éxito sonando en todas las radios. Soltó un sonoro suspiro.
- ¿En qué piensas? – preguntó Liz –
- En todo lo que me he perdido por ser tan cobarde – respondió sincera y se retiró unos segundos a la cocina para beber algo de agua. Mientras se servía, escuchó una carcajada, una muy familiar –
- Danny – dijo al salir y encontrase con los ojos celestes del pecoso mirándola fijamente –
- Camila yo... – Camila pudo observar a Georgia parada allí, con una media sonrisa en la cara y con un pequeño niño rubio en brazos, que tendría aproximadamente 1 año –
- Volvieron - dijo sonriente Cam, y Danny asintió –
- Él es Nicholas – señaló al pequeño. Rubio, pecoso y con unos hermosos ojos celestes que podrían iluminar una habitación entera –
- Estoy muy feliz por ti Danny – respondió honesta, y le propinó un corto abrazo –
- No quise arruinarlo todo – dijo él, pero ella lo calló –
- Ya está olvidado… y tu Georgia ¿Cuándo te das una pasada por casa? – Geor dejó al pequeño en el piso, que caminó directamente hacia Danny y se acercó a abrazarla con fuerza –
- Lo siento tanto – susurró en su oído –
- Todo está bien – respondió ella aceptando el abrazo –
Luego de un par de lágrimas y abrazos más, partió en búsqueda de lo más preciado que tenía, Harry.
Caminó las 7 cuadras con lentitud, repasando una y otra vez lo que diría. ¿Qué pasaba si no la quería ver de vuelta? ¿Qué si no quería volver con ella? La duda la estaba carcomiendo mientras mordía sus uñas arruinando su esmalte rojo brillante. Tomó el ascensor del edificio y se arregló su cabello en el reflejo, que ahora estaba mucho más largo. Se retocó un poco el rimmel y llegó al primero piso.
Suspiró al pasar por la puerta de su departamento y cuando llegó al número 4, se arrepintió totalmente de haber vuelto. Caminó con rapidez fuera del lugar mientras el repiqueteo de sus tacos producía un eco chistoso, pero cuando estaba por volver a tomar el ascensor, frenó en seco.
No iba a volver a perderlo. No sin intentarlo.
Retrocedió todo el camino hacia el departamento y tomando una gran, gran bocanada de aire, dio cinco sutiles golpes y así, lentamente, la puerta del número 4 se abrió dejándole ver unos brazos que se enredaron en ella instantáneamente, haciendo obvio que jamás la habían olvidado y haciendo obvio también que la habían extrañado demasiado como para soltarla. Una sonrisa se plantó en su rostro, los labios de su novio sabían exactamente igual que hace tres años.>>