Por favor, al leer poner a cargar este video y cuando vea la señal (♥) dar play.
Toqué el timbre de la casa y esperé a que me abrieran. Pude oír unos pasos que se acercaban y luego vi la manija girar.
Toqué el timbre de la casa y esperé a que me abrieran. Pude oír unos pasos que se acercaban y luego vi la manija girar.
Ho… ¿Camila? – dijo Danny sorprendido por mi visita. –
Sí. Hola. – respondí bastante seria. - ¿Vas a hacerme pasar o me vas a dejar aquí afuera para que muera de frío? – le pregunté. Vaya que me alteraba con su presencia –
Em… no. Lo siento, pasa – me dijo. Ingresé al hogar y comencé a observar. Varias cosas habían cambiado desde la última vez que había entrado –
Y… ¿qué te trae por aquí? – me preguntó. No tenía ganas de hablarle, pensé que lo había notado, pero insistente como siempre intentaba conseguir alguna respuesta –
Harryme invitó. Me dijo que iban a ensayar y quise venir. Pensé que ya iban a estar aquí cuando llegara, pero por lo que veo, la puntualidad no es su fuerte. – comenté –
No, no lo es – rió – De todos modos no nos hace mal estar solos, necesitamos hablar de… algunas cosas – dijo esa última frase mientras se acercaba hacia mí. Tragué saliva. Estaba nerviosa –
No hay razones para ponerte tensa, Camila, ya nos conocemos bien… muy bien, como para ponernos nerviosos ¿no crees? – “nos conocemos bien… muy bien” Arrggg, lo odiaba. Ahora me producía asco el sonido de su voz – Solo quiero que me digas una cosa. ¿Lo quieres? –
¿A quién? – pregunté. Estaba preguntando una idiotez, ciertamente, pero era solo por el hecho de que quería alargar el tiempo, no quería que ese momento llegara, no quería escuchar la pregunta que iba a hacer –
A Harry, tontuela – “tontuela” mi boca se torció en una sonrisa ni bien terminó de decir esa palabra, a los dos segundos la sonrisa de desvaneció – ¿Te acuerdas, no? ¿Recuerdas cuando te llamaba así? – colocó su mano en mi hombro y la deslizó suavemente hasta mi cuello, haciendo caricias y cosquillas por el lugar. –
Danny – mi boca se abría por primera vez después de su monólogo – ya basta.
¿Basta? ¿Basta por qué? Sabes que me quieres, Camila. ¿Por qué resistirse? - ¿Por qué resistirse? Todavía tenía la cara de preguntar por qué resistirse. – (♥)
¡Aléjate! – lo aparté de mí bruscamente - ¿No te parece suficiente lo que me has hecho? ¿No te parece suficiente lo que lloré, como para volver a llorarlo? ¡SI HUBIERA SABIDO QUE INVOLUCRARME CON HARRY ME HARÍA VERTE OTRA VEZ ME HUBIERA MUDADO DEL EDIFICIO AL DÍA SIGUIENTE! – Tomé mi cartera y a paso rápido me dirigí hacia la puerta –
¡No vas a irte, no antes de responder mi pregunta! ¿Lo quieres? – repitió – ¿Lo quieres?
Si tanto te importa saber de mí, sí. Lo quiero más de lo que tú piensas porque no creo que vaya a hacer lo que tú me hiciste a mí y a mi vida – le grité – Quiero que te quede una cosa en claro, Jones. No quiero que tus asquerosas manos me toquen una vez más. Aléjate de mí lo más posible y sólo dirígeme la palabra cuando los chicos estén presentes porque no te voy a permitir que arruines mi vida otra vez – terminé esta frase a centímetros de su cara. Con un movimiento brusco me tomó de la cintura y me besó. Mi mano fue a parar directo a su cara - ¿No vas a dejar de molestarme nunca no?
No, porque me encanta cuando te enojas – pronunció y en su cara se curvó una sonrisa – sin contar que extrañaba mucho esos labios. – Inmediatamente me largué a llorar y corrí de la casa de Danny –
Corrí rápidamente hasta que mis zapatos comenzaron a molestarme, me los saque y comencé a caminar descalza. Una tormenta se desató sobre mi cabeza. Y ahí estaba yo, descalza, con los pies embarrados siendo observada por Harry que estaba por llegar a la casa del individuo. Me miró y se acercó rápido hacia mí.
¿Camila, que te pasa? ¿Camila? – me largué a llorar sobre su hombro. –
¿Te quiero sí? No importa lo que otros vayan a decirte, simplemente te quiero. –
¿Pero Camila, qué pasó? – yo lloriqueaba sin contestarle – Camila, para poder ayudarte tengo que saber qué pasa, necesito saberlo. –
Nada, no pasa nada. Nada, no intentes preguntar de nuevo porque no voy a decirte, solo necesito que me abraces y me lleves a casa. – le respondí. Realmente no iba a decirle que había pasado –
______
¿Estas mejor ahora? – me preguntó sentado junto a mí en mi cama. Yo me acurruqué en su pecho y él comenzó a hacerme caricias en el pelo –
Sí. Simplemente… no preguntes que fue lo que pasó. Prométeme que no intentaras saberlo. – me separé de él y lo miré a los ojos. Podía verme reflejada en ellos –
Promesa – me dijo y me ofreció su dedo meñique como para sellar el pacto –