19 de octubre de 2011

Capítulo 23


Wow, hace siglos que no estoy en este lugar – le dije – En cierto punto, lo extraño.
Yo no lo extrañaría si me fuera  - me dijo, e hizo una seña para que entrara al lugar. Me saqué el abrigo y lo dejé sobre el sillón, Harry se acercó y me abrazó por detrás, dejó un par de besos en mi cuello.
Sos muy linda ¿sabías? – me susurró. Me di vuelta para quedar frente a frente, me mordí el labio –
Vos también sos lindo, Judd – me acerqué a su boca – … vos también – Besé sus labios con ternura, él fue lentamente guiándome hasta su cuarto, entre besos –
Deslizó mi remera hacia arriba y la dejó caer. Su lengua se abrió paso en mi boca y mis manos fueron directo hacia el cierre de su pantalón, hasta desabrocharlo. Él hizo lo mismo con los míos y comenzó a jugar con el elástico de mi ropa interior. Saqué su remera y el tironeó casi frenético de sus boxers para luego revolearlos por algún lugar del cuarto. Comencé a acariciar su cuerpo, realmente estaba disfrutando el momento. Nada ni nadie se iba a interponer en esto esta noche, nada salvo el celular, que sonaba sin parar en el living. Honestamente, a ninguno de los dos parecía importarnos.
Lancé un pequeño gemido y él sonrió con suficiencia. De repente, miles de imágenes vinieron a mi cabeza, los ojos azules de Danny mirando a los mios, sus manos acariciando mi espalda, mis piernas, su boca recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, Danny diciendo que me quería, que iba a estar siempre conmigo…  ¿y si eso pasaba con Harry? ¿Si por lo único que quería estar conmigo era para esto? Sacudí mi cabeza. Hoy, particularmente hoy, en este momento, no estaba para pensar en lo que iba a pasar después.

Fui abriendo lentamente los ojos hasta adecuarme a la luz, extendí mi brazo hacia el costado esperando encontrarme con Harry, pero no fue así. Me levanté e intenté estirarme, todo mi cuerpo me dolía, pero no me quejaba. Dejé salir una sonrisa.
Me puse mis pantalones y le robé una remera a Harry. Tiré todo mi cabello hacia abajo y con una colita me até el pelo. Cuando levanté la cabeza, Harry estaba allí.
¿Cómo dormiste, Cami? – me pregunto y besó mis labios –
A la perfección, puedo asegurarte – le dije con una sonrisa en la boca –
Yo también  dormí bien. Más que bien – se corrigió después –
Te quiero demasiado Harry – le dije en un susurro, mientras lo abrazaba –
Y yo te amo – me respondió el, a lo que yo respondí abrazándolo más fuerte –

Capítulo 22


Dios mío, Judd – reí –
Me cambié rápidamente  y abrí la puerta.  Él estaba ahí, esperándome con una sonrisa en su rostro.
Buenas noches – me dijo, e hizo una reverencia. Yo solo reí y lo besé como respuesta –
Hola – le dije – ¿Entonces… cuál es el plan? ¿Vamos a volver a quedarnos dormidos bajo un árbol? – pregunté recordando aquella vez –
Puede ser – contestó el rascando su barbilla – o quizás podemos simplemente caminar.
Acepto – le contesté, y tomé su mano, emprendiendo el viaje –
Alrededor nuestro todo estaba silencioso,  solo el ruido del viento revoloteando cerca de las hojas de los árboles. Cada tanto, yo miraba hacia el costado y lo descubría observándome,  era gracioso ver que actuábamos como niños de jardín enamorados.  De repente, él abrió su boca para acabar con el silencio.
Quiero saber más cosas de vos. Me di cuenta de que no se casi nada – comentó con el ceño fruncido. Yo por mi parte comencé a pensar que decirle –
Em… ¿me gusta el color celeste y los días de invierno? – pregunté dejando en claro que no sabía que decirle –
¡No! – exclamó él – eso ya lo sé. Yo quiero… no se… detalles de tu vida antes de que yo apareciera.
Ok, señor chismoso, voy a decirte. Antes de que aparecieras en mi vida yo era… un hombre – el comenzó a balancear su cabeza de un lado al otro –
Lo sabía, algún defecto extraño tenías que tener, porque a mí me habían dicho que las personas perfectas no existían.  – Lancé una pequeña carcajada y le di un sutil golpecito en el brazo, él sonrió – bueno, entonces, contame, y esta vez en serio, eh. – me amenazó –
Es demasiado larga mi vida como para contártela – me excusé, él subió ambas cejas, soltó mi mano y se cruzó de brazos deteniendo la marcha –
Tengo todo el día, mirá vos que justo –
Bueno – suspiré – Antes de venir a Londres, yo vivía en Argentina, en Buenos Aires. Decidí venirme acá porque… bueno, el por qué no importa, simplemente decidí venir acá y fin, punto.  – dije rápidamente –
Basta, en serio. Quiero que me cuentes cosas, si no… se las preguntaré a Danny – cuando pronunció ese nombre mi cara cambió radicalmente – mentira, mentira – me aclaró – era una broma nada más, calma –
A mí no me dio risa – dije con tono serio – ¿Querés saber qué pasó? En realidad yo me vine con toda mi familia a Inglaterra. Estábamos viviendo en Holmes Chapel, y después de unos meses de vivir ahí conocí a Danny  - Harry asentía escuchando la historia – Bueno… cuando yo lo conocí a mi papá no le caía muy bien… él decía que jamás iba a llegar muy lejos con la banda y bueno… después me llegó una carta, me iban a dar la chance de actuar en una obra de teatro estadounidense pero yo dije que no – su expresión se volvió sorpresiva – por Danny.  Y bueno… por esa razón mi papá me hecho de casa, bah, en realidad me dijo que me fuera a vivir con Danny de una vez por todas, ya que yo solía pasar todo el día con él.
No entiendo…  ¿y por eso te echó? – preguntó confundido –
Lo que pasa es que… yo ya ni estaba en casa, y no quería hacer nunca nada cuando estaba, entonces mi papá estaba harto. Además nunca nos llevamos bien. Después Danny me engañó – mi voz se quebró en ese momento. Harry torció su boca – con mi mejor amiga, Georgia.
Eso explica que se hayan agarrado de los pelos el otro día – comentó entendiendo todo – que asco de persona.
Sí pero… pero no importa. No quiero que te pelees con él por mí ¿queda claro? – pregunté –
Clarísimo –
Le seguí contando la historia sobre cómo yo me había hecho amiga de Liz y también sobre cómo había terminado en mi departamento, y de apoco se fue haciendo tarde. Optamos por ir al departamento de Harry, así no molestaríamos a Liz con nuestras risas y demás, así que volví después de mucho tiempo al edificio.