Wow, hace siglos que no estoy en este lugar – le dije – En
cierto punto, lo extraño.
Yo no lo extrañaría si me fuera - me dijo, e hizo una seña para que entrara
al lugar. Me saqué el abrigo y lo dejé sobre el sillón, Harry se acercó y me
abrazó por detrás, dejó un par de besos en mi cuello.
Sos muy linda ¿sabías? – me susurró. Me di vuelta para
quedar frente a frente, me mordí el labio –
Vos también sos lindo, Judd – me acerqué a su boca – … vos
también – Besé sus labios con ternura, él fue lentamente guiándome hasta su
cuarto, entre besos –
Deslizó mi remera hacia arriba y la dejó caer. Su lengua se
abrió paso en mi boca y mis manos fueron directo hacia el cierre de su
pantalón, hasta desabrocharlo. Él hizo lo mismo con los míos y comenzó a jugar
con el elástico de mi ropa interior. Saqué su remera y el tironeó casi
frenético de sus boxers para luego revolearlos por algún lugar del cuarto.
Comencé a acariciar su cuerpo, realmente estaba disfrutando el momento. Nada ni
nadie se iba a interponer en esto esta noche, nada salvo el celular, que sonaba
sin parar en el living. Honestamente, a ninguno de los dos parecía importarnos.
Lancé un pequeño gemido y él sonrió con suficiencia. De
repente, miles de imágenes vinieron a mi cabeza, los ojos azules de Danny
mirando a los mios, sus manos acariciando mi espalda, mis piernas, su boca
recorriendo cada centímetro de mi cuerpo, Danny diciendo que me quería, que iba
a estar siempre conmigo… ¿y si eso
pasaba con Harry? ¿Si por lo único que quería estar conmigo era para esto?
Sacudí mi cabeza. Hoy, particularmente hoy, en este momento, no estaba para
pensar en lo que iba a pasar después.
Fui abriendo lentamente los ojos hasta adecuarme a la luz, extendí
mi brazo hacia el costado esperando encontrarme con Harry, pero no fue así. Me
levanté e intenté estirarme, todo mi cuerpo me dolía, pero no me quejaba. Dejé
salir una sonrisa.
Me puse mis pantalones y le robé una remera a Harry. Tiré
todo mi cabello hacia abajo y con una colita me até el pelo. Cuando levanté la
cabeza, Harry estaba allí.
¿Cómo dormiste, Cami? – me pregunto y besó mis labios –
A la perfección, puedo asegurarte – le dije con una sonrisa
en la boca –
Yo también dormí
bien. Más que bien – se corrigió después –
Te quiero demasiado Harry – le dije en un susurro, mientras
lo abrazaba –
Y yo te amo – me respondió el, a lo que yo respondí abrazándolo
más fuerte –