26 de diciembre de 2011

Capítulo 26

- ¿Por qué lloras? – preguntaron –
- ¿Es que importa? – respondí –
- Claro que importa – respondió él, yo no quería ni levantar la cabeza –
- Danny – dije después de un rato – me parece que es momento de terminar con todo esto – levanté mi mirada buscando la de él, intentando convencerlo de que esto estaba mal, demasiado mal –
- Sí, creo que ya es hora de que termines con Harry y vuelvas a mí – dijo y yo coloqué mis manos sobre mi boca para no decirle una barbaridad –
- No, Daniel. Lo que hay que terminar es esto entre nosotros – él se quedó observándome perplejo – Danny, estamos grandes ya ¿no? Bien sabemos que Harry no se merece esto, y también sabemos que tú tuviste tu oportunidad y la desperdiciaste – comenté levantándome del asiento –
- Tú sabes que quieres estar conmigo – me susurró en el oído y comenzó a repartir besos en mi cuello –
- ¡Daniel! – le grité – ¡Detente! ¡Ya basta! – lo alejé de mi con un fuerte empujón – SUPERALO DE UNA VEZ, DIOS SANTO. ¿NO TE DAS CUENTA DE QUE ERES MI PASADO, NO MI PRESENTE? MI PRESENTE ESTÁ CON HARRY, Y PENSÉ QUE LO ENTENDERIAS DESPUÉS DE UN TIEMPO, PERO VEO QUE TU EGO ES DEMASIADO GRANDE COMO PARA QUE ADMITAS QUE AHORA HAY OTRO HOMBRE EN MI VIDA, QUE YA NO ERES IMPORTANTE PARA MÍ –
- Eso es mentira, yo soy el único hombre en tu vida y tú eres la necia – dijo e intentó besarme. Mi mano se dirigió inmediatamente a su mejilla –
- ¡ERES UN ASCO! – musité las palabras con ira –
- ¿Entonces si soy un asco porqué dejaste que te bese allí en el baño? ¿Por qué dejaste que te toque? – me quedé en silencio – Dime, quiero saber, porque si soy tan asqueroso no tenías que haberte desecho de mi camisa, ni tendrías que haber aceptado mis besos –
- Cállate – murmuré – pueden oírnos y sería un gran problema –
- Qué buena forma de cambiar de tema – respondió él acercándose – Si tanto lo amas, quiero ver como le dices que te arrepientes de haberme besado, quiero ver si te atreves –
- Jones, por favor, no me hagas esto – tragué saliva. Su cercanía me estaba sacando de quicio. –
- Vamos, atrévete a decirle a Harry que lo haz olvidado gracias a mí hace unas horas, y que haz sentido cosas que ni él te debe hacer sentir. Atrévete a decirle que ahora te mueres por mí, te mueres por besarme y porque  te haga mía –
- Ya basta – pegué un grito ahogado. Estaba al borde del llanto. No podía soportar más esto. Me trataba como si fuera una cualquiera, como si me le hubiera regalado ¿O me le regalé? ¿Eh? –
- Y sabes que otra cosa quiero que hagas – se quedó en silencio, yo negué con la cabeza – quiero que me digas a mí, mirándome a los ojos, que no me deseas y que quieres que desaparezca de tu vida – mis piernas comenzaron a temblar frenéticamente, lo que sentía en ese momento era miedo, auténtico miedo. Me estaba sosteniendo por las  muñecas con fuerza, y su voz se había tornado grave, y baja. Me sujetó con más fuerza mientras esperaba mi respuesta, hasta que me soltó bruscamente haciendo que me tambaleara en los zapatos altos y cayera al piso – Eso supuse, no puedes negarte a mí – sonrió con arrogancia y me examinó de arriba abajo – Sigues siendo mía, preciosa – aceleró la marcha y se largó sigilosamente –
Lentamente comencé a retroceder, arrastrando mi cuerpo por el pasto, hasta chocar con la pared. Me acurruqué en mis brazos y las lágrimas brotaron solas. Luego, sentí  unas manos que me acercaban a su pecho para consolarme. Me aferré de quien sea que me había abrazado.
- Shhh – susurró mientas acariciaba mi espalda – todo va a estar bien – reconocí su voz y me alejé para no empaparlo de lágrimas –
- Dougie – él me tomó de la barbilla y secó mis lágrimas - ¿Qué tanto escuchaste de todo esto? –pregunté nerviosa –
- Lo suficiente para saber que estuviste con Danny en el baño del lugar – me tapé la cara y el sollozo salió otra vez – Tranquila – me dijo – no voy a decirle nada a Harry, es tú problema, no él mío y no debo meterme – ¿Es real este chico? Acababa de salvarme de un gran problema –
- No… no estuve con él de todos modos, no hice nada grave. Fueron besos nada más – me justifiqué – Es que… tú no sabes la historia. –
- Si la se, Harry me contó un poco sobre… tu ‘pasado’ con Dan – me quedé en silencio unos segundos – aunque parece que no es tan pasado ¿No? – Yo lo miré fulminante – Lo siento, lo siento – rió un poco y yo sonreí, vaya si era contagiosa su sonrisa - ¿Ves? Te hice reír – afirmó orgulloso – Solo… no dejes que te lastime ¿sí? Vamos adentro, ya deben estar preguntando por nosotros – él se paró y me extendió la mano para que la tomara, con confianza me agarré de él y me paré sacudiendo el vestido –
- Gracias… – balbuceé cuando llegamos, él solo sonrió como respuesta –

7 de diciembre de 2011

Capítulo 25

- Oh, gracias, tu estas preciosa – contestó mi halago con otro, y la charla inició, aunque debía admitir que en lo único en lo que pensaba era en que quería que Daniel Jones se deshiciera de mi vestido, de mis zapatos, de mis pantimedias, de todo, pero con sus dientes si era posible –
- Mi amor – dijo Harry, y yo le sonreí y lo atraje hacia mí –
- Estas muy lindo – comenté y sonrió hacia el costado dejando notar que era aún más perfecto de lo que parecía. Detrás de mí escuche algunos murmullos, Dougie, Tom y Danny se acercaron –
- Aw, hacen una hermosa pareja – dijo Danny mirándome a los ojos – Me encanta ver a mi amiga feliz – yo fingí una sonrisa y ellos comenzaron a preguntarnos como nos habíamos conocido y demás. Delicadamente tomé mi celular y le envié un mensaje a Danny. Su celular sonó “Eres un cínico” y su respuesta fue “Y tú extremadamente sexy” -  ¿Me disculpan un segundo?  - pregunté y me retiré con la excusa de que quería ir al baño. Ingresé a un cubículo y coloqué mis manos sobre mi rostro –
Sentía que en cualquier momento iba a abalanzarme sobre Danny e iba a golpearlo. ¿Tanto le costaba entender que yo no quería nada con él? Era mi pasado, no mi presente. Escuche unos pasos acercarse a donde estaba, alguien tocó la puerta.
- Ocupado – respondí, pero la persona pareció no hacer caso y abrió de todos modos – ¡Daniel! – exclamé, el solo me tapó la boca –
- No grites ¿sabes lo que me costó entrar aquí sin que me vieran? – me soltó y yo volví a respirar –
- ¿Qué demonios haces aquí? ¡Vete, vete! – él puso su conocida cara de ‘no entiendo nada’ –
- Pensé que te ibas para que te siguiera – dijo acercándose a mí. La esencia de su perfume invadió mis fosas nasales. Mi corazón empezó a bombear sangre con rapidez. Estaba cerca, peligrosamente cerca. –
- Da… Danny – susurré casi sin aire – Danny, no me hagas esto – le imploré mientras intentaba alejarme de él, pero el lugar era pequeño, no había muchas formas de escapar –
- No voy a hacer nada que no quieras – contestó tomando mi barbilla y acercándome a él. Su boca se acercó a mi cuello y me rozó con su nariz. Repartió un par de besos a la altura de mi hombro y comenzó a subir dejando un camino de ellos.  Yo tragué saliva. No quería, pero a su vez me moría por hacerlo. -
Tomó el cierre de mi vestido y comenzó a jugar con él. Introdujo sus manos bajo éste y acarició mis piernas. Su cara de satisfacción era indescriptible.  Yo, por mi parte, comencé lentamente a desabrochar cada botón de su camisa. Nuestras bocas se unieron en un tan ansiado beso en el que nos devorábamos hasta el alma. Sus labios se movían con rapidez y destreza sobre los míos, parecía que estábamos hechos el uno para el otro, como si mi boca hubiera sido creada para besarlo a él y solo a él, y ahí fue cuando reaccioné.
- Danny, no – hablé rápidamente, alejándolo lo más posible de mí – Necesito que te vayas, andate – el seguía ahí de pie, esperando que le diera una razón por la cual lo había dejado así – Danny, por favor, necesito que te vayas – le dije rompiendo en llanto. El cerró su camisa y tragó saliva. Sus expresiones se tornaron arrepentidas y  se marchó dejando un delicado beso en la comisura de mi boca –
Luego de arreglarme salí, me volví a reunir con los chicos y estuvimos allí un rato más. Me sentía una bazofia. ¿Qué clase de mujer, teniendo un hombre como Harry, lo iba a engañar con un asco de ser humano como Danny? ¿Por qué me hacía esto a mí misma? ¿O peor, por qué le hacía esto a él? Si yo quería volver a sufrir con Danny, era mi problema, pero no tenía por qué arrastrar a Harry conmigo. Luego de unas horas, en las que Harry alardeó de mí con todos sus amigos (cosa que era extremadamente tierna, porque sé que no me ve como un trofeo), le dije que necesitaba algo de aire, se ofreció a acompañarme afuera, pero yo le dije que no, entonces salí sola.
Ni bien puse un pie afuera, busqué un lugar en donde tomar asiento y pensar. Limpié un poco un banco que había allí, y me senté. Me quité los tacos y como si estuviera ebria me puse a llorar, o quizás lo estaba, ya que había tomado 2 tragos que poseían un líquido rojo, en el camino del salón a la puerta. 
- ¿Por qué lloras? – preguntaron –
- ¿Es que importa? – respondí –

Capítulo 24

Estábamos sentados en las butacas del cine cuando el celular de Harry comenzó a vibrar.
- Harry – le susurré, el volteó a verme – tu celular está vibrando – lo saqué del bolsillo de la campera (que estaba usando yo porque tenía frío) y se lo entregué. El me medio sonrió y leyó el mensaje. Tiró su cabeza para atrás en señal de ¿vagancia, quizás? Y me hizo un gesto como para que me levantara. Yo lo miré extrañada  – ¿Qué pasa? – le pregunté en voz baja, y él me hizo un gesto como ‘después te explico’ y me tomó la mano para que me fuera con él. – ¿Vas a explicarme ahora? – le pregunté una vez fuera de la sala –
- Necesito que me hagas un favor – dijo algo nervioso –
- ¿Favor? ¿Qué clase de favor? ¿Puedes ser más claro? –
- Tenemos que asistir a una fiesta, va a haber productores importantes que pueden llegar a firmar contrato con nosotros y es muy importante que vayamos, pero tiene que ser ahora – me dijo, abrí mis ojos como plato y comencé a reír –
- No, no Judd, no. Te equivocaste, no pienso  ir a una fiesta, además no estoy vestida como para una, tengo que ir a casa y arreglarme y… – de repente sentí sus labios sobre mí –
- ¿Por favor? – rogó. Yo dude por unos segundos, es que enserio no quería ir –
- Esta bien pero... ¿y el beso por qué? – cuestioné. El lanzó una risita –
- Tenía que encontrar alguna forma de callarte –
- ¡Oye! – le grité, y le propiné un no tan dulce golpe en el brazo –
- Bueno, mira, haremos esto, te llevaré a tu casa, tú te cambias, te pones lo que quieras, y nos vamos rápido ¿Sí? – dijo y colocó una cara triunfante como si hubiera imaginado el mejor plan de todos los tiempos –
Accedí  y fuimos a casa. Entramos a mi cuarto y comencé con la búsqueda. Revisaba entre las cosas de mi placard y no encontraba nada más que chupines y remeras de skater.
- ¿Por qué soy tan masculina al vestir? – me quejé, y el rió –
- No lo sé, pero amo tu ropa – me dijo y yo reí –
- Já, te gusta porque me visto como hombre, ¿no ves? – Mientras rebuscaba encontré un vestido negro, algo clásico, no muy provocador – puedo ponerme esté – le dije  –
- O puedes ponerte éste  – me contestó levantando las cejas de arriba abajo, y sacó del armario de Liz un hermoso vestido rojo, algo corto (vestido)–
- ¡Ni lo pienses! – le dejé en claro – no voy a ir vestida así –
- Ok, yo simplemente voy a dejarlo aquí junto al otro – dejó el vestido en la cama y guiñándome un ojo se retiró del cuarto para que me cambiara –
Terminé de vestirme, colocarme los zapatos (estos) y salí de la habitación. Él me miró y sonrió. Yo no sabía dónde meterme.
- Lindo vestido – me dijo – me agrada el color – concluyó, y me tomó la mano rozando la tela colorada del vestido –
- No volverá a ocurrir, así que guarda esta imagen en la cabeza – musité con algo de enojo –
- Oh, entonces espera, lo archivaré – dijo, y me dio una vueltita examinándome – En serio, estas preciosa – me dio un beso en los labios y se quedó mirando mis ojos –
- ¿Qué? – le pregunté esquivando su mirada –
- Nada ¿No puedo darme cuenta de que tengo una novia no hermosa, si no perfecta? – yo reí –
- Vámonos, ya no quiero escucharte intentando seducirme como a una niña de secundaria –le contesté y se escandalizó y me acuso de ‘persona cruel’ yo solo reía y no podía contenerme –
Harry ni siquiera se había cambiado, solamente se había peinado un poco y ya estaba digno de revista. Mientras conducía me quedé observándolo. La manera en la que jugaba con su pelo, el movimiento de su nuez cuando tragaba, sus pestañas, sus ojos… sus ojos. Dios, sus ojos.
- ¿Qué? – preguntó el risueño –
 - Nada, no puedo…  – iba a imitar lo que él me dijo, pero me interrumpió –
- No, no puedes descubrir que tienes un novio no hermoso, si no perfecto – Ambos reimos. Vaya, en el poco tiempo que había pasado, ya me conocía bastante bien –
Llegamos al lugar y mis nervios se pusieron de punta. No sabía qué hacer, qué decir, cómo actuar. Estaba sola, perdida en un mar de gente en movimiento que hablaba de cosas en las cuales yo no estaba interesada. Lo único que hice fue comenzar a mirar, allí estaba Dougie con una bolsa en su mano. Harry me dijo que lo espere y se acercó a él. Su amigo le tendió la bolsa y él se retiró al baño. Aparentemente era un traje, ya que todos estaban muy elegantes.
- Vaya, vaya, vaya – dijo una voz bastante familiar – hubiera pagado por verte con ese vestido en nuestras épocas de noviazgo – No, no él. Dios, que no sea él, no quiero escucharlo esta noche. Me volteé a ver quién me hablaba y suspiré –
- ¿Danny, qué demonios quieres? – me puse aún más de mal humor cuando lo vi de traje y noté que era extremadamente sexy, endemoniadamente lindo. Tenía una camisa blanca y un pantalón negro, mostraba su sonrisa (esa que lleva siempre, que derrite cubitos de hielo) y estaba solo, sin acompañamiento – ¿Y Georgia? – pregunté yo al no recibir respuesta alguna a mi primera pregunta –
- ¿Te importa? – preguntó – te dije que la había dejado – se acercó a mí y me tomó por la cintura –
- Danny, basta – dijo yo entre dientes, él ni se mosqueó –
- Tranquila, bonita, ya te dejo. Solamente quería saber cómo era la tela del vestido – se excusó mientras bajaba sus manos por mis piernas, hasta rozar un poco de mi piel. Me estremecí ante su contacto y él rió – hay cosas que nunca cambian, muñeca – lanzó otra risita autosuficiente y se retiró –
Me quedé allí parada, con la mirada en la nada y una expresión facial frustrada. Acomodé mi vestido y sin querer rocé la zona que Danny había tocado. Volví a estremecerme. ¿Cómo era posible que tuviera semejante impacto en mí? Es decir, no debería sentir el corazón acelerado cada vez que lo tenía cerca y menos que menos debería sentir ganas de… besarlo cada vez que me tocaba. Debería odiarlo, repudiarlo, pero no, esa personalidad altanera que siempre tuvo me hacía caer más a sus pies.
- ¡Hola! – me dijo alegremente Giovanna - ¿Cómo estás? – preguntó –
- Bien, muy bien ¿Y tú? ¡Hermoso vestido! – exclamé, y era cierto. Llevaba un vestido negro, clásico, pero a ella le quedaba bárbaro –
- Oh, gracias, tu estas preciosa – contestó mi halago con otro, y la charla inició, aunque debía admitir que en lo único en lo que pensaba era en que quería que Daniel Jones se deshiciera de mi vestido, de mis zapatos, de mis pantimedias, de todo, pero con sus dientes, si era posible –